Es un hecho conocido que las personas requieren bajos niveles sonoros en sus viviendas. En épocas normales es para recuperarse de la carga nerviosa de la vida en sociedad, del trabajo, la calle y estar en condiciones de encarar una nueva jornada. En época de pandemia, por el mayor tiempo de permanencia de la familia en su hogar. En todos los casos, por su salud psicofísica.

El living (por cuarto de estar) de las viviendas[1] es el sitio en el que se espera encontrar esa tranquilidad compatible con algunas actividades típicas: leer, escuchar música, ver y escuchar televisión, conversar o descansar, por lo que debe tener un bajo nivel de ruido de fondo que es el que se origina en su exterior, sea o no de la propia vivienda, que por lo general están fuera de nuestro control.

Entre las fuentes del exterior, el tránsito vehicular (e incluso el ferroviario y aéreo) son de las más comunes. El estado del parque vehicular y el de la calzada ayudan a incrementar el ruido. La cercanía a los semáforos o paradas de transporte público también colabora. Esto puede formar parte del diseño o elección de la ubicación de nuestra vivienda o de la ubicación del living dentro de la misma.

La radio y el televisor del vecino o de la propia vivienda, la cortadora de césped, el equipamiento de la cocina, artefactos del baño, motores de ascensores, instalaciones electro­mecá­nicas del propio edificio y de otros edificios, las conversaciones fuertes, y muchos ejemplos más que cada uno conoce por su propio padecimiento.

Dentro del mismo living existen fuentes de ruido que quedan bajo el control propio, como son la música, las conversaciones y TV que, por ser de nuestra voluntad, pueden no afectarnos (aunque sí lo puedan hacer con los vecinos). En acústica hay un dicho que resume la diferencia entre el ruido propio y ajeno: “Sonido es lo que yo hago y ruido es lo que hace mi vecino”.

En la etapa de diseño de la vivienda debe cuidarse que el living no esté rodeado de locales ruidosos, lo que es esencial para disminuir el pasaje de sonido hacia su interior. Para ello debe evitarse que ambientes normalmente generadores de ruidos sean linderos: cocina, baños, lavaderos, salas de juegos y de instalaciones electromecánicas. Tratar estos problemas con un mal diseño acústico y la obra finalizada es más costoso y con posibles soluciones complicadas.

Debe también evitarse que alguna o varias de sus paredes contengan cañerías o cualquier otra instalación que pueda originar ruidos, en muchos casos, por vibraciones. Casos típicos son los flujos de líquidos que al rozar sus contornos generan ruidos claramente percibidos. Resulta muy desagradable sentir el agua de descarga de inodoros o su pasaje de alimentación. Este tipo de instalaciones se deben prever en etapas tempranas.

Si bien cada uno tiene su propia idea de lo que significa un ambiente tranquilo o necesario para la actividad, existen criterios formulados por especialistas que son el resultado de estudios estadísticos de niveles en diferentes ambientes y conformidad de los ocupantes. Para un living, puede aceptarse que el máximo nivel de ruido de fondo no supere a los 45 dBA.

Para fijar ese valor sólo deben considerarse las fuentes de ruido externas al living y contarse con divisorios que tengan una capacidad suficiente de reducción sonora para que los ruidos en el exterior no ingresen con niveles que superen al valor dado antes.

Los muros revocados de mampostería de ladrillos macizos son suficientes para las atenuaciones requeridas normalmente. Pueden ser deficitarios los de ladrillos cerámicos huecos y en muchos casos, los de placas de yeso.

Para incrementar el aislamiento de estas últimas soluciones constructivas, se suele emplear el Fonac Barrier®[2], aislante de ca. 6,5 kg/m2 (3 mm de espesor) y 4,5 kg/m2 (2 mm) de uso múltiple que se puede incorporar en estos divisorios en las caras interiores (no vistas) si es en la etapa de su construcción, o en las caras exteriores en divisorios ya ejecutados.

Se muestra la capacidad de aislamiento de una partición de dos placas Durlock (una a cada lado de los montantes) más lana de vidrio interior de 50 mm de espesor y 50 kg/m3, más

  • una capa de Barrier fijada a la cara interior de una de placas Durlock: 39 dB;
  • dos capas de Barrier fijadas a sendas caras interiores de las placas Durlock: 48 dB.

Un divisorio puede ser mixto, conformado por más de un elemento: componente ciega y ventana y/o puerta. En todos los casos, para no desmejorar la capacidad de aisla­miento de la componente más eficiente, todas las componen­tes deben tener capacidades similares. En caso contrario, el conjunto se comportará con propiedades más cercanas a la menos eficiente, incluso cuando ocupe un área reducida en todo el conjunto.

Una componente infaltable es el área vidriada en la fachada: living con frente sobre la calle. Los vidrios monolíticos comunes tienen capacidades de aislamiento típicos:

Una mejora importante la constituyen los doble vidriados: dos paños separados entre sí. Considerando un paño de 6 mm y el otro de 3 ó 6 mm, la capacidad de aislamiento global R depende esencialmente de la separación. En la figura 1 se muestra esta relación.

El taparrollos para cortinas de enrollar es otro puente acústico común por el que puede ingresar ruidos de tránsito y otros. Una forma sencilla de mejorar su capacidad de aislamiento es forrando su interior con el ya mencionado Fonac Barrier® fijándolo con adhesivo específico de doble contacto.

Una puerta de madera interior de viviendas posee un valor global de aislamiento de unos 22 dB. Cuando la misma tiene sus contornos burleteados (burletes de goma no porosa) que aseguran cierre hermético, esta capacidad de aislamiento puede ascender a unos 30 dB, lo que indica la necesidad de contar con burletes para asegurar esos valores. Mayores atenuaciones se logran con puertas más pesadas (no huecas) o reforzándolas con una capa de Fonac Doors® por lado o una en un solo lado.

Otra condición para un living confortable es su intimidad, es decir, que no tenga la vivacidad típica de un cuarto de baño con sus artefactos y revestimientos duros (muy reflejantes de los sonidos) ni una condición muy “muerta” con sus sonidos demasiado apagados. Esta condición se mide con el llamado tiempo de reverberación, cuyos valores elevados indica vivacidad y valores reducidos, ambiente apagado.

Figura 1. Atenuación sonora global de un doble vidriado con paños de 6 mm de espesor

Este tiempo debería ser del orden de 0,5 s para un comportamiento adecuado. El tiempo de reverberación T (en s) depende del volumen V (en m3) del living, de su área total S (en m2) de sus contornos (paredes, piso y techo), lo que puede expresarse a través de su cociente V/S. En la figura 2 se muestra el valor que debe tener el coeficiente medio de absorción del living para que T = 0,5 s según el cociente V/S.

Figura 2. Valores del coeficiente de absorción para lograr T = 0,5 s

El coeficiente de absorción sonora medio <α> es la sumatoria del área Si de cada revestí­miento o acabado multiplicada por su coeficiente de absorción αi (información del especialista o de proveedores) dividido por el área S total. Esto es,

Como ejemplo muy elemental para facilitar la forma de tratamiento, sea el caso de un ambiente de 6 m x 4 m x 3 m (volumen V = 72 m3; S = 108 m2, con lo que V/S = 0,67 m). El área del techo es ST = 24 m2; supongamos un área vidriada SV = 10 m2 y una puerta de madera de SP = 4 m2. El resto, paredes y piso de superficie dura SD = 70 m2. Por supuesto que S = ST + SV + SP + SD = 24 m2 + 10 m2 + 4 m2 + 70 m2 = 108 m2.

Tomando de la literatura[3] coeficientes de absorción para cada uno de los cuatro componentes, αT = 0,2; αV = 0,18; αP = 0,15; αD = 0,05 (valores sin unidad), el coeficiente medio de absorción resulta,

De acuerdo con la ubicación de los valores de <α> = 0,14 y V/S = 0,67 m en el gráfico de la figura 2 (cuadrado rojo), este coeficiente es menor al reco­men­dado y por lo tanto el recinto es más vivo que lo de­seado. Se incorpora material absorbente de alta presta­ción para cubrir el cielorraso con αT = 0,7, por lo que, realizando nuevamente el cálculo anterior, se llega a un nuevo valor <α> = 0,21 (círculo azul). Este nuevo valor está prácticamente en la recta recomendada.

Es importante como epílogo tener claro la diferencia entre materiales absorbentes y aislantes sonoros. Los primeros son para minimizar los rebotes del sonido y los segundos para minimizar el paso de sonido de uno al otro lado.

Un material es o bien aislante sonoro o bien absorbente sonoro o ninguno de ambos como casi único ejemplo, el poliestireno expandido. Ningún material posee ambas propiedades. El Fonac es un absorbente sonoro, pero no es aislante sonoro. El Barrier es un aislante sonoro, pero no absor­bente sonoro.

Para ser absorbentes deben tener microporos, abiertos e intercomunicados. Para ser aislante, deben ser pesados, herméticos (impermeables al paso de aire) y preferentemente, flexibles.

Lic. Juan C. Giménez de Paz
Expresidente
Decibel Sudamericana S.A.

[1] Si bien se hace referencia al living, los comentarios pueden aplicarse a una oficina, sala de reuniones y recintos similares.

[2] Fonac Barrier® es fabricado en Argentina por Sonoflex SRL.

[3] P.e. Juan C. Giménez de Paz, “INGENIERIA ACUSTICA PARA ESTUDIANTES Y PROFESIONALES EN HIGIENE Y SEGURIDAD. PROPIEDADES DEL RUIDO Y SU CONTROL”. S.A. de Padua, 2015. 218 páginas.

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